17 08 19
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Publicación PAU 2018
Parte de los miembros del jurado del Premio Aporte Urbano (PAU) 2018, entregan sus visiones sobre cómo ha cambiado la demanda de los chilenos hacia los espacios de calidad insertos en medio de la ciudad.
Un paseo por un parque, un picnic en la plaza o reemplazar el uso del auto por un trayecto en ciclovía se han convertido en hechos habituales dentro de la rutina de muchos chilenos. “Vida de barrio” lo llaman algunos, o “sentirse parte de la ciudad”, dicen otros. Lo cierto es que la valoración de los chilenos hacia las ciudades y su exigencia hacia mayores y mejores espacios públicos ha mutado en los últimos años.
¿Qué pasó?
“Junto con el desarrollo de la construcción y el aumento de la preferencia por la vida en departamentos, los espacios públicos han cobrado aún más relevancia como lugares de encuentro y esparcimiento, donde se desarrolla la vida ciudadana”, explica el director ejecutivo de la Asociación de Desarrolladores Inmobiliarios (ADI), Vicente Domínguez. En esa misma línea, Cristóbal Prado, director del PAU, agrega que “hoy la ciudad es una temática que nos interesa a todos”.
Según Prado, el aumento del valor del suelo -que ha dificultado el acceso a una vivienda- ha provocado que las personas busquen proyectos que incorporen espacios públicos de calidad, con altos estándares, que les proporcionen un lugar adecuado para realizar actividades que antes se hacían en el interior de las propias viviendas.
Humberto Eliash, presidente del Colegio de Arquitectos, añade: “en Chile siempre existió espacio público, lo que cambió fueron dos cosas: que a partir de los años 80 se produjo una mayor privatización del espacio público y, lo segundo, que el espacio público urbano actual es socialmente más segregado que antes”.
Según Ignacio Hernández, presidente de la Asociación de Oficinas de Arquitectos (AOA), “el interés en los temas urbanos, en general y en los referidos a espacio público, se ha incrementado enormemente y seguirá siendo un tema prioritario de manera progresiva en nuestra sociedad, considerando que el 90% de la población en Chile es urbana y la calidad de vida de nuestros ciudadanos está estrechamente ligada a la calidad urbanística de nuestras ciudades”.
Así, la calidad de vida, conectividad, espacio público de alto nivel, equipamiento y acceso a servicios, son las claves a la hora de elegir un lugar donde vivir. Hernández explica que actualmente la primera elección pasa por “el barrio” donde se quiere habitar, y luego por la propia vivienda. “En este sentido el espacio público es un factor diferenciador”, recalca, y agrega: “más ciudad es la nueva demanda”.
Eliash va un paso más allá y categórico afirma que “la calidad de vida de una ciudad no se mide por la calidad del espacio privado, sino por la calidad del espacio público”. Es justamente en este contexto y nueva valoración hacia los espacios públicos, que el PAU quiere resaltar aquellos proyectos de cualquier origen que aportan específicamente en los espacios entregados al uso público. De acuerdo a Cristóbal Prado; “hoy existe una creciente conciencia sobre la necesidad de que todos los actores deben participar en el diálogo para construir la ciudad en la que queremos vivir”.
El rol público y el privado
La inquietud está en quién debe ser el protagonista a la hora de liderar este proceso. Los expertos sentencian que los roles son compartidos y complementarios.
“El mundo público debe generar buenas ideas de planificación de una adecuada ciudad, logrando los incentivos pertinentes. El mundo privado debe responder a ello, construyendo una ciudad cada vez mejor que entregue mayor calidad de vida a sus habitantes”, dice Domínguez.
En esa misma línea, Prado enfatiza la importancia de que exista un trabajo colaborativo entre ambas partes y apela al carácter complementario de ambas visiones para concretar proyectos que sean “realmente un aporte al entorno urbano y a la calidad de vida de las personas”.
“El trabajo del sector público debe generar una normativa urbanística clara y actualizada que se enfoque en la visión de la ciudad en el largo plazo. Por su parte, el mundo privado tiene el desafío de diseñar y construir los mejores proyectos que le den vida a ciudades en las que las personas escojan vivir. A esto se suma todo el aporte que también pueden hacer las organizaciones civiles que recogen la visión de las diversas comunidades”, dice el director del PAU.
“Un desarrollo equilibrado para la promoción del espacio público debe contemplar siempre tres actores: el sector público (Estado o municipalidad), el privado (empresa o personas) y la comunidad organizada”, complementa Eliash.
El presidente de la Asociación de Oficinas de Arquitectos (AOA), Ignacio Hernández, agrega que ambos mundos habían estado históricamente muy disociados, pero que hoy se observa una integración progresiva. “Es imposible generar buenas ciudades sin el concurso armónico e integrado de todos los actores que la complejidad de las ciudades tiene: el artefacto más complejo y colosal creado por el hombre”, explica.
Humberto Eliash, presidente del Colegio de Arquitectos:
“La calidad de vida de una ciudad no se mide por la calidad del espacio privado, sino por la calidad del espacio público”.
Ignacio Hernández, presidente de la Asociación de Oficinas de Arquitectos (AOA):
“La búsqueda de vivienda está siendo cada vez más influenciada por su emplazamiento: más ciudad es la nueva demanda”.
Cristóbal Prado, director Premio Aporte Urbano (PAU):
“Con el PAU aspiramos a premiar a las mejores iniciativas que aportan a la ciudad y nos parece que la innovación y sustentabilidad deben sí o sí estar considerados en el diseño de los proyectos inmobiliarios”.
Vicente Domínguez, presidente Asociación de Desarrolladores Inmobiliarios (ADI):
“Junto con el desarrollo de la construcción en altura y la vida en departamentos, se han revalorizado los espacios públicos como lugares de encuentro, esparcimiento y en donde se desarrolla la vida ciudadana”.